Inocencio XII – Papa nº 242 de la Iglesia católica, entre 1691 y 1700.
Inocencio XII (Antonio Pignatelli) nació en Nápoles de una distinguida y antigua familia el 13 de marzo de 1615 y murió el 27 de septiembre de 1700.
Recibió su educación de los jesuitas en Roma, asignándolo Urbano VIII a la curia a la edad de veinte años. Durante el tiempo de este papa, desempeñó los cargos de vicelegado en Urbino, inquisidor en Malta y gobernador en Perusa. Con los papas sucesivos prosperó en posiciones, nombrándolo Inocencio X nuncio en Toscana y Alejandro VII nuncio en Polonia, puesto que desempeñó con exquisito tacto, logrando una aproximación de los armenios a Roma, y en 1668 fue nuncio en Viena.
Inocencio XI le creó cardenal-presbítero en 1681 con el título de San Pancracio fuori le Mura, obispo de Faenza y arzobispo de Nápoles. Fue elegido papa el 12 de julio de 1691, como solución de compromiso entre los cardenales españoles e imperiales y los franceses. En todo tomó como modelo a Inocencio XI, declarándose en contra del nepotismo y mediante la bula Romanum decet pontificem quiso impedir que los parientes de cualquier futuro papa pudieran beneficiarse de ganancias, propiedades o cargos de la Iglesia.
Su benevolencia hacia los pobres fue proverbial, creando un hospital y fundando escuelas para el pueblo. Suprimió la simonía, actuando imparcialmente entre los poderosos y los humildes con rigor. Se preocupó de las órdenes religiosas, amonestando a los monasterios a observar la disciplina. Uno de los logros de Inocencio fue la resolución alcanzada en 1693 tras la larga lucha con Francia sobre el estatus de la Iglesia galicana, en una manera que era totalmente favorable a la curia.
En la lucha entre Bossuet y Fénelon se decidió por el primero, condenando en 1699 veintitrés proposiciones del segundo sacadas de su libro Explication des maximes des saints sur la vie intérieure. En 1694 se puso de parte del clero de los Países Bajos que había sido suspendido por sospechas sobre su inclinación hacia el jansenismo, pero en 1696 declaró explícitamente que no tenía intención de retractar o cambiar el juicio de Alejandro VII sobre las enseñanzas de Jansenio.
Bajo su consejo Carlos II, rey de España, nombró heredero de la corona a Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV, lo que sería la espoleta de la Guerra de Sucesión. Modificó la política de todos los papas desde Urbano VIII, al favorecer a los Habsburgo en detrimento de Francia tras las concesiones de Luis XIV. La ruptura entre Austria y la curia no fue plenamente reparada ni siquiera con la muerte de Inocencio.
©Andrés Cifuentes
¡Gracias por leerme!
Publicado el 26 mayo, 2017 en I, Papas de la Iglesia católica y etiquetado en Alejandro VII, Carlos II, Inocencio X, Inocencio XI, Inocencio XII, Luis XIV, rey de España, Urbano VIII. Guarda el enlace permanente. 2 comentarios.
Me gusta que prohibiera el nepotismo. Por mucho tiempo fue un gran problema.
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El título lo dice todo. España es un país impregnado de nepotismo. La gravedad de que existe una casta política aferrada a altos cargos y que hace y deshace a su antojo en todo aquello que le rodea. (NEPOTISMO).
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