Vespasiano. (Tito Flavio Sabino Vespasiano).
Busto y estatua de mármol del emperador romano Tito (A.D. 79-81) encontrados en la llamada “basilica” Herculaneum. Ahora se encuentran en el museo de Nápoles, Italia, (foto hecha en la exposición “Divus Vespanianus”, 2009, Curia, Forum Romano).
Hijo del emperador Vespasiano, había dirigido como general la guerra contra la rebelión judía en el año 70 E.C. Roma desplegó su poderío militar enviando cuatro legiones, unos 60.000 soldados, pero el asalto a la ciudad fue más difícil de lo que esperaban.
De modo que la ciudad fue sitiada. Dentro de la Jerusalén sitiada había miles de personas que se morían de hambre y de sed. Eran muchos más los que se encontraban dentro de Jerusalén porque muchos habían viajado a la ciudad como peregrinos para celebrar la pascua. Pero los judíos no estaban dispuestos a rendirse, y sacrificaban incluso a los pacifistas.
Tito también recurrió a la guerra psicológica. Antes de atacar las murallas de Jerusalén, ofreció a los sitiados un espectáculo: el ejército romano en su totalidad se desplegó a la vista de los asediados, para impresionarlos con su enorme poderío.
En el verano del año 70 los romanos, tras romper las murallas de Jerusalén, entraron y saquearon la ciudad. Atacaron, en primer lugar, la fortaleza Antonia y seguidamente ocuparon el Templo, que fue incendiado y destruido el día 9 del mes judío de Av del mismo año; al mes siguiente cayó la ciudadela de Herodes.
El historiado judío Flavio Josefo indica en su “Guerras de los Judíos” que perecieron 1.100.000 judíos y 700.000 fueron enviados como esclavos a todas las naciones. Comenzaba para el pueblo judío una diáspora que habría de durar siglos.
Sin embargo, solo unos años antes Jesús de Nazaret ya había predicho el sitio de Jerusalén (“será rodeada de estacas puntiagudas”):
“Cuando se acercaba a Jerusalén, Jesús vio la ciudad y lloró por ella. Dijo: —¡Cómo quisiera que hoy supieras lo que te puede traer paz! Pero eso ahora está oculto a tus ojos. Te sobrevendrán días en que tus enemigos levantarán un muro y te rodearán, y te encerrarán por todos lados. Te derribarán a ti y a tus hijos dentro de tus murallas. No dejarán ni una piedra sobre otra, porque no reconociste el tiempo en que Dios vino a salvarte.” -Lucas 19:43,44, NVI.
En honor de la victoria de Tito, se construyó un arco que todavía hoy día puede verse en la ciudad de Roma. Véase El Arco de Tito en Roma
Esta es la loba Luperca amamantando a Rómulo y Remo, fundadores según la leyenda de la ciudad de Roma. Esta reproducción se encuentra en el Museo arqueológico de Tarragona (nombre latino: Tarraco, ciudad a la que se podía llegar a través de la Vía Augusta).
En el museo pueden encontrarse multitud de vestigios arqueológicos romanos, entre ellos varios bustos de emperadores romanos como César Augusto, Tiberio César y Claudio, todos ellos mencionados en la Biblia al registrar la aparición e impronta del cristianismo. Roma procuraba mantener siempre presente el busto del emperador en todas y cada una de las ciudades del Imperio porque para ella era como si el mismo emperador estuviera allí en persona.
©Andrés Cifuentes
¡Gracias por leerme!
Publicado el 16 diciembre, 2015 en Emperadores Romanos, V y etiquetado en Tito Flavio Sabino Vespasiano, Vespasiano. Guarda el enlace permanente. 4 comentarios.
No veo el aviso que ayer te dejé por aquí. Seguramente hice algo mal. Lo repito por si acaso: En este enlace https://jaordiz.wordpress.com/2015/12/15/dardos/ tienes mi más sincero reconocimiento a tu labor. Un abrazo.
Me gustaLe gusta a 2 personas
Ahora sí lo veo, más vale tarde que nunca, disculpa mis torpezas.
Me gustaLe gusta a 1 persona
No pasa nada, eso le puede pasar a cualquiera…
Me gustaLe gusta a 1 persona
A cualquiera no sé, a mí sí. Un abrazo.
Me gustaLe gusta a 1 persona